Las herramientas y los equipos de trabajo son una de las ayudas principales para los operarios del taller a la hora de realizar cualquier reparación. El estado de las herramientas repercute de forma directa en la calidad y eficacia del trabajo. Por ello, hay ciertos casos en los que la sustitución de las herramientas puede ser la mejor solución ante un problema. En los siguientes casos podemos ver claros ejemplos de ello.

 

1.- Están desfasadas

Como todo, los equipos del taller también evolucionan con el tiempo. Llega un momento en que una máquina o herramienta que en su día era muy avanzada, se encuentra ya desfasada.

Los equipos viejos, desfasados y que cuentan con claras carencias respecto a los modelos actuales, limitan el potencial del profesional del taller, ya que impiden que desarrolle sus tareas con la eficacia y rapidez que lo haría con una herramienta mejor.

2.- Presentan deficiencias que impiden un buen desempeño

Las herramientas también tienen una vida útil y, con el uso, su deterioro se hace patente en el resultado del trabajo. Para maximizar la vida útil de una herramienta es imprescindible llevar a cabo un mantenimiento correcto. No obstante, eso no impide que, llegado un momento,  se rompa o comience a mostrar signos de deterioro.

3.- Ponen en riesgo la seguridad del trabajador

En el taller se trabaja con herramientas pesadas, cortantes, punzantes… Son un peligro potencial para el trabajador, sobre todo si están en mal estado o no cumplen con los requisitos de seguridad.

Los riesgos asociados a las herramientas en mal estado pueden ser muy variadas y, lo que es peor, ¡imprevisibles! Antes de que se pueda desprender la hoja de una sierra o la cabeza de un martillo y pueda caer en un pie, conviene cambiar de sierra o de martillo. Más vale prevenir que curar, cambia de herramientas antes de que ocurra una desgracia.

4.- Están olvidadas en un rincón

En ocasiones, hay herramientas en el taller que, por diferentes motivos, casi no se utilizan. Las razones son diversas: algunos las tienen “por si acaso”; otros, porque en su momento encajaban con su idea de negocio, pero ya no lo hacen.

El destino de estas herramientas suele ser quedarse olvidadas en un rincón cogiendo polvo y óxido con el paso del tiempo. Es probable que no vayan a ser usadas nunca y que, en caso de necesitarlas, no estén en las mejores condiciones de uso. En este caso, siempre es mejor sustituirlas por otras que sí que vayan a ser utilizadas o renovar el equipo que utilicemos habitualmente y necesite una actualización.

5.- Renovación del taller

Existen otros casos en los que el taller también debe realizar una renovación de sus herramientas, sobre todo si se van a hacer cambios profundos en el enfoque del taller. Un ejemplo de ello puede ser un taller de carros que quiera pasar a reparar motos también, o un taller generalista que quiera adaptarse a taller de chapa y pintura.

Una herramienta equivocada puede suponer costes de tiempo y dinero, además de entorpecer la operativa y poner en riesgo la seguridad. Así que, es imprescindible cuidar el equipo de forma apropiada y renovarlo cuando sea necesario.